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Más allá de los distintos momentos críticos de la economía argentina, la necesidad de buscar mejores condiciones de compra siempre ha estado presente en la mente de los consumidores. Y mientras los clientes elijen días de descuentos, las marcas no pueden bajar sus precios.

Más allá de los distintos momentos críticos de la economía argentina, la necesidad de buscar mejores condiciones de compra siempre ha estado presente en la mente de los consumidores. Y mientras los clientes elijen días de descuentos, las marcas no pueden bajar sus precios.

¿Cómo se construye el precio de una prenda?

Según datos de la Fundación Pro-Tejer, la fabricación propiamente dicha de una prenda explica sólo 14,4% del precio; la materia prima representa apenas 4,6%; corte y costura, otro 4,2%, y una porción similar corresponde al lavado, bordado y otros pormenores de la confección. La ganancia del confeccionista pesa menos del 1% y otro tanto corresponde a gastos operativos.

Fuera de la fabricación, lo que se paga por la prenda también incluye un porcentaje de diseño, marketing, publicidad y otros gastos administrativos, que agregan un 19,4% más al número final.

Por último, concluye el estudio de Pro-Tejer, se contemplan los costos comerciales y de ocupación (31%), y los financieros (8%), que incluyen el impacto de las promociones. En este ítem merece una mención el adicional de «llave» que pagan quienes se establecen en un shopping, las altas expensas y los gastos comunes.

La cuenta cierra con un 27% adicional de impuestos. Pero Andrés Mir, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), dijo a La Nación que el costo impositivo en el precio de venta al público de la indumentaria está en torno del 37%.

Con todo esto, las marcas hacen un «mark up», es decir, establecen un porcentaje que permita cubrir los costos y tener un margen de ganancia.

¿Cómo se mantienen las ventas cuando no bajan los precios?

Está comprobado que, en Argentina, el estímulo al consumo a través de descuentos es muy potente y permite dinamizar una mayor producción, empleo, inversión y economías de escala.

Por un lado en la búsqueda por seguir fomentando el consumo y la producción nacional, el gobierno diseñó programas de descuentos. En Ahora 12 pueden participar todos los consumidores que estén bancarizados (hay 166.169 comercios adheridos) y Subeneficio (tarjeta Sube) no excluye a nadie y posibilita que cualquier empresa pueda ofrecer el beneficio con una alta visibilidad, sin tener que afrontar los costos de difusión y marketing. Hasta la fecha, más de 230 empresas con más de 7.000 sucursales se adhirieron y realizaron descuentos por casi 50 millones de pesos.

Por otro lado las promociones bancarias de descuentos y cuotas se convierten la publicidad que más compradores atrae, pese a que los bancos solo asuman el compromiso de del financiamiento de las cuotas, y el costo de los descuentos los pague íntegramente las empresas. Muchas de las marcas asumen este precio sumándolos a los costos publicitarios, con el afán de fidelizar clientes.

Para muchos se ha convertido en hábito consumir sólo cuando hay descuento y la gente entra a los locales consultando cuáles hay. Según Bain & Company, consultora especializada en consumo y retail, en los últimos cinco años las ventas bajo promociones explicaron el 40 por ciento del retail general en el país.

En conclusión, en una economía en donde los precios no pueden bajar por su composición altamente fragmentada y una alta tasa impositiva, las promociones y descuentos se convierten en el principal aliciente para sostener el consumo.

Fuentes:
http://www.iprofesional.com/notas/214244-Ropa-cada-vez-ms-cara-cmo-se-forman-los-precios-de-la-indumentaria-argentina?page_y=1800
http://www.lanacion.com.ar/1803337-como-se-forman-los-precios-de-la-ropa-argentina
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-8662-2015-07-26.html